Cuando me canso de mis habituales lecturas de listillo, echo mano de los libros de mi mujer, que tiene una especie de club de lectura capitaneado por Ceci. Por esta vía, acabo de leer El insólito peregrinaje de Harold Fry, de Rachel Joyce. El tal Harold es un tipo de sesenta y cinco años, que ha tenido una infancia triste y una madurez mediocre. Vive al sur de Inglaterra con su mujer, con la que mantiene una relación distante y fría y está recién jubilado. Un buen día recibe una carta de una antigua amiga, compañera de trabajo, a la que no ve desde hace una pila de años y que le cuenta que está ingresada en un hospital al Norte de Inglaterra y que se está muriendo de cáncer. El bueno de Harold sale a pasear y cuando se da cuenta se ha embarcado en un peregrinaje de mil kilómetros, que tiene por destino el hospital donde está ingresada su amiga, y que emprende a pie, sin equipaje, money ni celular (que diría un sudamericano).
Bueno, pues ese es el tema de la novela, las andanzas de Harold por Inglaterra, la gente que conoce, las anécdotas que le ocurren y como vamos conociendo el pasado y presente de Harold, de su mujer, su hijo y hasta de su vecino (de nombre Rex). De las diversas historias que componen la trama, hay una en la que Harold recibe ayuda de una inmigrante procedente de un país del Este que me pareció muy conseguida, me tocó la fibra.
Un libro que empecé titubeando, pero que luego me ha hecho pasar muy buenos ratos, con algunas frases memorables y un tono general de entretenimiento teñido de sentimentalismo. Lectura perfecta para las agradables tardes veraniegas.
Anotado en la sección «Libros que recomiendan mis amigos españoles y que son difíciles de conseguir» jajaja
Por contra, yo os oigo hablar de autores sudamericanos desconocidos en estas latitudes. tan cerca y tan lejos.